Cada equipo consiste de un máximo de once jugadores (excluyendo a los suplentes), uno de los cuales debe ser el guardameta. Las reglas de la competición pueden establecer un número mínimo de jugadores requeridos para constituir un equipo, que generalmente es de siete. El guardameta es el único jugador al que se le permite jugar el balón con las manos o los brazos, pero sólo dentro del área de penalti situada en frente de su propia portería. Aunque hay varias posiciones en las cuales el entrenador puede situar a los jugadores de campo (todos menos el portero), estas tácticas y estrategias no están definidas ni requeridas por las reglas.
Un determinado número de jugadores puede ser reemplazado por suplentes durante el transcurso del juego. El número máximo de sustituciones permitidas en la mayoría de las ligas nacionales e internacionales es de tres jugadores, aunque este número puede variar en otras ligas o en partidos amistosos. Las razones comunes para la sustitución incluyen lesiones, cansancio, poca efectividad, cambio táctico o como forma de perder tiempo al final del partido. En los partidos de adultos normales, un jugador que ha sido sustituido no puede volver al partido.
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